lunes, 7 de abril de 2014

EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE.

Autor: Eloy Moreno
(Barcelona: Espasa, 2012)

Ya he comentado, en alguna otra ocasión, que a veces son los libros los que te buscan. Esta impresión vuelvo a tener con El bolígrafo de gel verde. Andaba a la caza de alguna novela para estas vacaciones y, aunque soy internauta, todavía practico el arte de la buena conversación con los libreros. Con algunos, como sucede con José Ignacio, de Librería Jara en Córdoba, incluso tengo buena amistad. Él sabe que no me gusta andar por caminos trillados, que los autores afamados me son conocidos y no llevo una línea muy comercial, sabe que me gusta explorar autores noveles donde, de vez en cuando, te encuentras con sorpresas agradables.
Fue él quien me recomendó esta novela de Eloy Moreno, me contó cómo era una novela publicada por vocación y testarudez, cómo el autor se empeñó en darla a conocer con una fe ciega en sí mismo, en su calidad, en su oportunidad; que andaba siempre con la obra bajo el brazo y fue el boca a boca e Internet los que, por fin, le abrieron la puerta de una gran editorial. Me pudo la curiosidad y la compré.
Voy a evitar reventar el argumento, simplemente os diré que trata del ser humano en la sociedad moderna y de esa desazón que va transformando poco a poco nuestros sueños en una alienación permanente. El sinsentido que puede a llegar a ser la existencia a través de un individuo urbano, casado, informático, padre de un hijo, enamorado y, sin embargo, que vive en la desazón permanente de los sueños destrozados. Una encrucijada en la que todos nos encontramos cuando el trabajo se va comiendo horas y hace que la convivencia y nuestra propia vida personal se diluya en no sabemos exactamente qué. Es ese momento en que nos preguntamos “¿Y esto es todo?”, es ese el momento en el que estamos tentados de tomar decisiones sobre nuestra vida, nuestros seres queridos, nuestro futuro, el nuestro propio a pesar de nosotros mismos o de aquellos a quienes amamos. Pero, como dice el autor: “”Cuando las cosas no van como esperamos, nos empecinamos en cambiar los personajes, cuando lo único que hay que cambiar es la historia” (pág. 314).
En una época en la que triunfa la novela de evasión, la novela histórica, la ciencia-ficción o la aventura…, lo que sea para no pensar, Eloy ha apostado por la reflexión serena y el análisis del alma de sus personajes. Y, créanme, sabe hacerlo. Inevitablemente es un espejo donde reflejarse.
La técnica narrativa es el diario con frecuentes saltos atrás e instrospecciones. Tiene el arte de la figura y sus descripciones son magníficas. Para ser una opera prima augura un autor de prestigio a medio plazo.

Léanlo y saquen sus conclusiones. Enhorabuena al autor y gracias a José Ignacio.

José Carlos Aranda, profesor de Lengua y Literatura.

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