lunes, 10 de junio de 2013

SILENCIO EN EL CORAZÓN


Editorial: Editores asociados
Autor: Jaume Cela
                                         Argumento:
Para Juan y sus amigos, la guerra comienza unos días más tarde de cuando realmente comenzó. Juan oía a sus padres y a su tío hablar de la guerra pero él no llegaba a comprender lo que era. Un día caluroso de verano, Juan estaba con sus amigos en la plaza del pueblo jugando a la pelota, cuando ésta se desvía de la portería y van a por ella, aparece un coche delante de la pelota, del que sale un hombre preguntando por el cura del pueblo llamado Miguel; los niños atónitos al ver la pistola que llevaba el hombre enganchada al cinturón, no respondían; mientras tanto, bajaban del coche otros dos hombres más, que también llevaban una pistola cada uno. uno de ellos era Paco de casa Mercadal, que era el novio de la hermana de Juan. El primer hombre que bajó del coche volvió ha hacerles la pregunta de que dónde estaba el cura del pueblo: Miguel; los chicos ya reaccionaron y le respondieron que o estaba en la iglesia, o estaba en su casa. Los hombres se subieron el coche y se dirigieron al encuentro con el cura. Mientras tanto, Juan y sus amigos fueron detrás del coche y pudieron ver cómo se llevaron al cura Miguel en el coche, Paco de casa Mercadal le dio un mensaje a Juan para que se lo diera a su hermana María. Luego se dirigieron en coche con el cura Miguel a Palacio.
Juan al llegar a su casa, asustado, le cuenta a su madre y a su tío lo que sucedió esa misma tarde,en la plaza, con don Miguel. Su madre trataba de consolarle, pero su tío no era tan optimista. Juan en ese momento sentía miedo, pero no el mismo tipo de miedo que sentía al escuchar las historias que le contaba su tío sobre el demonio que vivía en el desván de su casa; era un miedo distinto era una sensación de inquietud, era como ver una cara sin ojos o con dos agujeros negros sin fondo; su tío decía que la guerra saca de una persona todo lo malo que tiene dentro, es como un propio reflejo en un espejo que nos muestra todo lo que no queremos ver de nosotros.
Más tarde, llegó el padre de Juan con una nueva noticia, las monjas habían desalojado el convento por orden de don Miguel, para que ellas no fueran arrestadas como él.
Después de una charla entre ellos y discusiones, llegó a casa María, Juan con ganas de intrigarla le dijo que Paco de casa Mercadal le había dado un mensaje para ella. Después de negociar con él, consiguió que le dijera qué le había dicho,"Todavía recuerdo sus besos, dulces como la miel".
A pesar de contarle el mensaje de Paco, también le contó que él fue uno de los tres hombres que se llevaron al cura don Miguel a Palacio. María no podía llegar a creer que Paco pudiera llegar a hacer daño a ninguna persona, y menos al cura don Miguel. Cuando María se marchó de la habitación de Juan, él estaba sólo en la cama, tratando de conciliar el sueño, y es cuando supo que a partir de aquel día iba a sufrir de nuevo muertes en el pueblo, y que a partir de ahora no sería el demonio del desván su mayor temor, a partir de ese día, supo de que su vida iba a estar sumergida en el tipo de miedo más terrible de los que él ha vivido. Gracias a Dios, después de estar un buen rato pensando y haciendo sus propias reflexiones, pudo dormir, y descansar.
Al día siguiente, por la mañana, antes de salir a la calle con sus amigos, su padre le dijo que pese a lo que sucediese, que no le dijera a NADIE lo que él y su familia pensaban sobre lo que pasó con el cura don Miguel. Cuando estaba todo el grupo de amigos juntos, al ver que en las calles del pueblo no había nadie, decidieron ir al bosque a bañarse en el río ya que hacía muchísimo calor. De camino al río hablaban y opinaban de lo que pasó con don Miguel unos pensaban que estaba muerto, pero el mejor amigo de Juan, Jorge, decía que don Miguel estaba vivo, pero no quiso seguir hablando de ello así que propuso cambiar de tema y así hicieron, cuando llegaron al río y se bañaron, Juan y Jorge se tumbaron en una gran roca para secarse, y mientras hablaban y añoraban a don Miguel y sus palabras.
A la mañana siguiente Juan fue con Jorge, sin el resto de la pandilla, al bosque, ya que ellos querían ser en un futuro grandes arqueólogos, y para ello enterraban huesos de animales junto con un papelito en el que ponía el nombre de los dos en mayúsculas, para que en un futuro, cuando los huesos fueran encontrados por otras personas, ellos se hiciesen famosos. Cuando volvieron a la plaza, se encontraron con el resto de la pandilla, ésta tenía una nueva noticia, los tres militares que aparecieron aquel día en busca de don Miguel, volvieron a aparecer, y hablaron con el alcalde para llegar a una conclusión: ya no habrían más curas ni misas. Juan y Jorge se fueron para estar a solas, y poder hablar tranquilamente. Fueron a casa de Jorge, y allí estuvieron hablando de su único y gran sueño: ir a Egipto y descubrir una gran pirámide, con momias y faraones dentro. Ya era tarde, era la hora de cenar, y Juan se fue a su casa a cenar porque sabía que si cenaba en casa se Jorge sus padres se preocuparían.
Juan llega a su casa, y ve a su padre desnudo, en ese momento se le viene a la mente muchos momentos que había vivido junto a él, de cuando era pequeño, como: cuando tenía miedo se metía en su cama y se quedaba dormido acariciándole la selva de pelos que cubría el cuerpo de su padre.
Su padre tenía fiebre y Juan se fue con su tío para hablar, pero su padre fue con ellos, estaba sudando, y le contó una nueva noticia, el cura don Miguel había sido liberado, gracias a la valentía del alcalde, pero se alojó en un convento de Francia, para no correr peligro de que alguien lo pudiera matar, a quien sí habían matado era don Ribera, el sacerdote de san Sebastián del Puente. Juan corriendo quiso ir a la plaza a contarle la nueva noticia a sus amigos, para ello tuvo que escuchar las condiciones que su madre le puso para poder salir a la calle para no correr peligro de que alguien lo matase, Juan aceptó las normas y corriendo fue a la plaza, para contarle a sus amigos lo de don Miguel, pero ellos ya lo sabían, por lo que Juan no tenía nada más que contar. Jorge le propuso quedar a la mañana siguiente, para ir a pescar, y Juan accedió, cuando llegó a su casa le avisó a su madre de que a la mañana siguiente iba a ir a pescar con Jorge, por lo que tendría que despertarlo para llegar a tiempo. Aquella noche tuvo una pesadilla, era sobre un funeral que se realizaba debido a la muerte de Juan, allí todos lloraban, y de las lágrimas se formaban ríos, y en ellos había hasta peces, que lloraban también. Al día siguiente, le contó su pesadilla a Jorge cuando iban a pescar, tal era la risa de Jorge, que al lanzar el anzuelo al agua, ningún pez picaba porque le temblaba el brazo. Cuando ya empezó el sol a desprender calor, se sentaron debajo de un árbol, donde había sombra, y desayunaron. Cuando terminaron de desayunar, como de costumbre fueron a "cazar" ranas, en realidad no llegaban a cazarlas, sólo las perseguían. Cuando llevaban un buen rato detrás de varias ranas, vieron una rana grande, entera verde, y en la cabeza tenía un triángulo amarillo; fueron detrás de ella, y cuando estaban a cuatro metros de distancia de ella, ésta pegó un salto enorme, y se escondió entre unos matorrales, los dos amigos se dirigieron a los matorrales y buscaron entre ellos a la rana. A pesar de estar la rana, había una concentración de moscas grandes y negras, depositadas sobre un puño, fueron quitando ramas, y había un brazo, y siguieron quitando ramas, y había un cuerpo; era un hombre, llevaba una camisa blanca con agujeros y manchas color tierra, llevaba unos pantalones rotos, e iba descalzo. Los niños asustados, con miedo y con asco ante la situación, fueron al pueblo y se lo contaron a varios vecinos, éstos fueron rápidamente con Juan y con Jorge a ver el cuerpo, cuando llegaron, Juan vomitó y se desmayó.
Cuando Juan despertó, se encontraba con su madre al lado, ella estaba llorando y acariciándole. Juan cayó enfermo, lo visitó el médico pero concluyó que era algo normal, que se desmayó por el impacto de la situación. Por la tarde fue a la casa de Juan su profesor don Ramón, y su madre le sirvió un café y unas galletas caseras. El profesor estuvo toda la tarde contándole parte de su infancia, y a las 6 y media se fue. Aquella noche, hubo una tormenta, con truenos y relámpagos, Juan no se había asustado nunca, pero esa noche le hizo sentir escalofríos, que le ayudaron a olvidar lo que sucedió con el cuerpo y las moscas. El verano iba transcurriendo pero en el pueblo no sucedía gran cosa, de vez en cuando comunicaban noticias que sucedían en Barcelona o en otras partes de España. En la casa de Juan no había radio, pero en el bar sí, lo que pasaba es que siempre que Juan iba al bar, se concentraba tanto observando las partidas de cartas, que se olvidaba de escuchar la radio. A lo largo del verano, Juan desempeñaba las mismas actividades con sus amigos que en otros veranos anteriores, excepto perseguir a las ranas.
El verano concluyó, y muchas tardes de las tardes las pasaban Juan y Jorge juntos, una de ellas, Jorge le confesó a Juan, que le gustaba Rosario, la hija del molinero. Juan se sintió mal, porque pensaba que con esta aclaración, Jorge quería prescindir de él, en el resto de sus vidas, por lo que Juan estuvo unos cuantos días evitando todo tipo de relación con Jorge, hasta que un día Jorge se cansó de estar mal con Juan, y decidió hablar con él. Jorge le aclaró a Juan, que aunque le gustara una chica, no tenía porqué perder sus amistades y menos la de Juan. Juan al entenderlo todo, se sintió más aliviado, al ver que no se iba a romper la amistad con su amigo Jorge, e intentaba ayudar a Jorge para que se declarase a Rosario.
Un día falleció doña Enriqueta, pero como estaba prohibido realizar actos religiosos, no le pudieron organizar un funeral, por lo que solamente la enterraron, y el funeral se quedó pendiente para cuando estuviera permitido. Cuando Juan llegó a su casa, le preguntó a su madre sobre la vida de doña Enriqueta, que en resumidas cuentas, fue una vida trágica, en la que sufrió mucho. Juan cuando se fue a la cama y consiguió dormirse, hubo un trueno que lo despertó, e hizo que reflexionara sobre diversos temas que rondaban por su cabeza en esos días.
Ya era primavera y una tarde, Juan fue con sus amigos al bosque, estos hablaban y discutían, como siempre, y Jorge y Juan se apartaron de ellos para hablar. Jorge había hablado con Rosario sobre salir juntos, pero Rosario no dio una respuesta precisa, por lo que Jorge interpretó la respuesta como un "no". Esa misma noche, Juan tuvo un sueño, en el que él se besaba con Rosario, y Jorge estaba delante. Cuando Juan despertó, decidió no contarle el sueño a Jorge.
El tío de Juan quiere ir a hacer frente a Franco, y de hecho, va, y vuelve con vida. Sin embargo, la hermana de Juan, va a casa de una amiga a un pueblo cercano, para ver a su novio, porque él estaba por allí, y cuando ella está en el mercado con su amiga, los aviones disparan bombas, y ella muere.
Tal es la tristeza que la familia de Juan siente por la muerte que en el entierro de su hermana, los padres no tienen más lagrimas que echar por sus ojos, y Juan llora, pero en los próximos días, su tristeza la expresa con el silencio.
Opinión personal:
Este libro fue relatado desde el punto de vista de un niño que está viviendo la Guerra Civil. Las experiencias relatadas no son tan violentas como realmente lo fueron, más que nada porque en el pueblo donde se desarrolla la historia, no fue un lugar muy afectado por la guerra. A mí me ha gustado principalmente la historia, por el valor que recibe el término amistad, porque el mejor amigo del protagonista, está siempre unido a él, y pese a todos los momentos que viven juntos nunca se abandonan el uno al otro. En los momentos más difíciles se ayudan, y en los secretos más íntimos también. Nunca abandonan el sueño de ser arqueólogos y viajar a Egipto, por muy surrealista que le parecieran en algunos momentos.
También he concluido, que la Guerra Civil, no es más que muertes y guerras, que las únicas dos buenas noticias podrían ser: hemos ganado, o he sobrevivido.  Para que no hubiera habido ninguna muerte, tenían que haberlo hablado sin tener que haber llegado a la violencia, porque así no se deben de arreglar los problemas. 
Este libro lo recomiendo, porque te hace ver la vida que han tenido nuestros abuelos o bisabuelos hace menos de un siglo, cuando eran pequeños, y lo mal que lo han podido pasar.
Carmen Eliche García, 4º ESO A, 3-6-2013

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