Trata sobre un noble aragonés, llamado don Dionis, que tenía una hija llamada Constanza, y ésta tenía un sirviente personal que se llamaba Garcés. Un día, tras acabar la caza, se reunieron todos bajo unos árboles y vino un zagal del cual le dijeron a don Dionis que no estaba muy bien ya que pensaba que todos los ciervos iban contra él, y que un día, buscando, aparecieron unas corzas lideradas por una blanca y, al verlo, huyeron despavoridas. Todos se rieron excepto Garcés; éste amaba a Constanza y pensó que si atrapaba a la corza blanca para ella, caería rendida a sus brazos.
Salió del castillo armado pensando que atraparía su botín y después de luchar contra todos los elementos, consiguió verla junto a su manada y la corza blanca quedó atrapada en su matorral. Pudo acercarse a ella e intentar cogerla, pero cuando fue a hacerlo, la corza habló y él quedó tan sorprendido que la corza logró escapar; pero éste le tiró una flecha y acertó, se acercó a ella y se dio cuenta de que la corza era su amada Constanza.
Opinión
Esta leyenda la aconsejaría a las personas a las que les guste Gustavo Adolfo Bécquer ya que, para mí, es una de las leyendas más interesantes e intrigantes de él.
Antonio Moreno ( alumno de 4º de ESO-C)
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